martes, 8 de mayo de 2012

Beso de guerrero


De lo que en mis anteriores vidas aconteciera no creo fuera centurion romano, tampoco siento cabalgara con atila, ni llegara con los cruzados a las puertas de Jerusalen, sin sentirme guerrero tampoco podria decir hombre de paz. Si guerreo no soy como puede ser que sienta que la paz sea la ausencia del todo, sea la caducidad de uno mismo, sea el trasiego inexistente de tiempos que se agotan. La mas cruenta de las guerras es batalla que se libra presurosa, esta se acaba en tiempos, otras guerras perduran, se establecen en uno mismo, las guerras con uno mismo por veces desembocan en periodos de paz, otras se prolongan en el tiempo al borde del abismo, de esas batallas compartidas que se libran en ausencias, se libran en sentimientos que se aunan lentos, en esas batallas donde los sentidos son participes activos de latidos al unisono te dire son batallas del alma, de esos campos en que se libran envueltos en deseos, de esa pasion que aplasta toda vegetacion a paso lento, de esos campos de batalla en que el caer de las fueyas en tierra no es mas que el nacimiento de una flor, de ese campo de batalla años luz de nuestros segundos venideros son campos silenciosos, son campos que tan solo se ven en visiones, son campos abonados de ilusion. Por veces encuentros ya son la culminacion de la mayor de las batallas, la desesperacion entonces es el fin de la batalla, es el alejamiento que no por fisico es alejamiento, continuar guerreando en la distancia no es facil,por veces es tortura, tan solo dos guerreros en especial modo pueden soportar,tan solo dos naufragos supervivientes de la santa inquisicion, de como entonces las armas en la distancia mantienen viva esta guerra no son faciles de manejar por veces, de como el adiestramiento es arte lento por veces costoso no exento de sacrificios, de como quizas encontrarse los ultimos guerreros no es facil, tan solo cuando se encuentran ese duende al que aludia Lorca asoma tal halo de romanticismo unificando todas las artes, todos los sentidos, haciendo vivo el ultimo de los latidos perdidos en ese recobeco mas oculto de nuestro interior. No ha pactos cuya cabida este en esta guerra, si acaso tirones de oreyes que hacen a condicion de duendes, si de duendes magicos que se intuyen en la distancia, que se extrañan, no ha pactos , no ha pactos mas que el sentir del otro en uno mismo, no ha pactos mas que aquellos despues de una batalla de cuerpos en que la calma sea reina absoluta del campo de batalla, en que los cuerpos exaustos se lamen heridas, no ha mas placer que esta batalla que se libra de mil maneras , unas en palabras, en miradas al unixono, en susurros con intensidad ilimitada, en todas aquellas fantasias inclumplidas , en todo lo que jamas se pudo siquiera soñar con el convencimiento de ser vencedores.

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