miércoles, 6 de febrero de 2013

TUS OJOS


Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
o toño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.


EL FORNICIO


Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones,
te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis... ¿Qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?

Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar las esferas
estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
para el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!

PASEANDO CON CIORAN

Entonces,
cuando en la sangre llevaba más alcohol y más
España,
me emborrachaba de oscuridad
y hacía de la noche el sol negro de todas mis
mañanas.
Ahora
el vinagre de la sangre me hace ser prudente
y los frutos de fúnebres cosechas
se venden a mi alrededor sin que yo levante un
dedo.
Mejor llorar sobre las ruinas de los besos
que estar hundido en mi propio corazón.

VUELCATE





...me dijo Sartre al anunciarme mi admisión. Le gustaban las amistades femeninas. La primera vez que lo ví en la Sorbona llevaba un sombrero y conversaba con aire animado con una estudiante grandota que me pareció muy fea; pronto le desagradó; se había hecho amigo de otra más bonita, pero llena de complejos y con la que no tardó en disgustarse. Cuando Herbaud le habló de mí quiso conocerme enseguida; y ahora estaba muy contento de poder acapararme; a mí, ahora, me parecía que todo el tiempo que no pasaba con él era tiempo perdido. Durante los quince días que duró el oral del concurso sólo nos separabamos para dormir. Ibamos a la Sorbona a pasar nuestros exámenes y a escuchar los de nuestros compañeros. Salíamos con los Nizan. Tomábamos copas en el Balzar con Aron que hacía su servicio militar en la meteorología; con Politzer que se había afiliado al Partido Comunista. Pero generalmente nos paseábamos los dos solos. En los muelles del Sena, Sartre me compraba novelas de Pardaillan y de Fantomas que prefería con mucho a la correspondencia de Rivière y Fournier; de noche me llevaba a ver películas de cow-boys por las que yo me apasionaba como una neófita, pues era versada sobre todo en el cine abstracto y en el cine de arte. En las terrazas de los cafés o tomando cócteles en el Falstaff conversábamos durante horas.
...Se interasaba por todo y nunca aceptaba nada como resuelto. Frente a un objeto, en vez de escamotearlo en provecho de un mito, de una palabra, de una impresión, de una idea preconcebida, lo miraba; no lo abandonaba antes de haber comprendido sus circunstancias, sus múltiples sentidos...


LA PUESTA DEL SOL: QUEBRADA


TIC TAC
no sé si es un péndulo
o un gatillo
escucho un ruido de puertas
es el vecino
pero el tic tac no existe
ni el vecino
sólo tengo mi poema

BALADA DEL MAL GENIO

Hay días en que siento una desgana 
de mí, de ti, de todo lo que insiste en creerse 
y me hallo solidariamente cretino 
apto para que en mí vacilen los rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.
 
Días en que abro el diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de parientes y amigos
y de todo el indócil personal a mis órdenes.
   
Hay días que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.
  
Días en que uno sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la luna
limpia como después de un jabón perfumado
y aquello sí que era auténtica melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.
 
Bueno, esta balada sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en cuenta. 

MAS QUE SIMPLEMENTE

Más que simplemente existir, vive.
Más que simplemente tocar, siente.
Más que simplemente mirar, observa.
Más que simplemente leer, absorbe.
Más que simplemente escuchar, oye.
Más que simplemente presenciar, entiende.
Más que simplemente pensar, reflexiona.
Más que simplemente hablar, por favor, ¡di algo!

RODIN








A CANTAROS


Tu y yo muchacha
Estamos hechos de nubes
Pero ¿quién nos ata?
Dame la mano
Y vamos a sentarnos
Bajo cualquier estatua,
Que es tiempo de vivir
Y de soñar y de creer
Que tiene que llover
A cántaros.
Estamos amasados con libertad,
Muchacha
Pero ¿quién nos ata?
Ten tu barro dispuesto,
Elegido tu sitio,
Preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida
Hasta creer
Que tiene que llover
A cántaros.
Ellos seguirán dormidos
En sus cuentas corrientes
De seguridad.
Planearán vender la vida
Y la muerte y la paz,
¿le pongo diez metros, en
Cómodos plazos, de felicidad?
Pero tu y yo sabemos que hay
Señales que anuncian
Que la siesta se acaba
Y que una lluvia fuerte
Sin bioenzimas, claro,
Limpiará nuestra casa.
Hay que doler de la vida
Hasta creer
Que tiene que llover
A cántaros.

LOS AMOROSOS



Los amorosos callan.

El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.


Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables.
Los que siempre -¡qué bueno!- han de estar solos.


Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.


En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.


Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota corno sobre un lago.


Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.


Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de
          inagotableaceite.


Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.


Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.


Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
          complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.


Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.